jueves, 26 de mayo de 2016

Salinas, una playa de aterrizaje

VCB - Salinas

La primera experiencia asturiana en el mundo de la aviación se remonta a 1910, cuando el Círculo Mercantil de Gijón organizará la Semana de la Aviación, iniciativa que no resultó como los organizadores esperaban. El piloto francés Leonce Garnier tendrá el honor de hacer el primer vuelo, aunque tan solo logrará elevarse unos veinte metros antes de estrellarse contra un árbol, debido a un fallo en el motor de su avión. Un año después, el mismo piloto francés, realizará varios vuelos en Oviedo durante las fiestas de San Mateo, certificándose de este modo el inicio de la aviación en Asturias.


Leonce Garnier con su avión en una de sus exhibiciones en Pontevedra (1911)

En 1924 sobrevolarán tierras asturianas los primeros aviones militares en una misión de reconocimiento para localizar lugares idóneos donde instalar un campo de aviación para el ejército, pero habrá que esperar a 1926 hasta que uno de estos aeroplanos pisara nuestra tierra en la explanada de La Morgal, concejo de Llanera, donde años más tarde, en 1934, se decidirá la instalación del primer aeropuerto en Asturias. El estallido de la guerra civil retrasará la entrada en funcionamiento oficial de este aeródromo militar hasta 1942, aunque durante el conflicto será utilizado por el ejército como pista de aterrizaje. Tras varios años desempeñando funciones estrictamente militares, en 1952, La Morgal pasará a disponer de líneas regulares para pasajeros, pero en 1963 se cerraba al tráfico comercial por cuestiones técnicas, a pesar de su estratégica posición en el centro de la región y su proximidad a la capital. 


Expectación ante la presencia de un avión comercial en el Aeropuerto de La Morgal

En 1968 se inauguraba el actual aeropuerto, conocido erróneamente como Aeropuerto de Ranón, a pesar de encontrarse ubicado en terrenos de la castrillonense parroquia de Santiago del Monte. Esto se debe fundamentalmente a que los informes previos a su instalación eran remitidos a Madrid por el maestro de Ranón, el allerano Félix García Tuñón, que firmaba los partes meteorológicos desde esta localidad. Sin embargo, no fue Santiago del Monte el lugar de Castrillón donde los aeroplanos tomaron tierra por primera vez, puesto que la playa de Salinas se convertirá durante la primera mitad del siglo XX en una improvisada pista de aterrizaje para aeronaves.


Terminal de pasajeros del Aeropuerto de Santiago del Monte en construcción (junio de 1968)

Que tengamos constancia, el primer aterrizaje de un avión en la playa fue el 28 de agosto de 1928, festividad de San Agustín. Ese día, un experimentado piloto militar asturiano, Félix Sampil, acompañado del oficial Juan González, partía de la base militar de León con su avión y sobrevolaba varias localidades de nuestra provincia. Su presencia era advertida por un buen número de curiosos ovetenses y gijoneses que, al sobrepasar ambas localidades, especulaban sobre su destino. El piloto se dirigía a Avilés, concretamente a Salinas, donde inició la maniobra para tomar tierra, pero un mal viraje le hizo aterrizar entre las olas del mar. Los dos tripulantes fueron auxiliados por algunos bañistas que presenciaban el espectacular acontecimiento, logrando rescatar a ambos oficiales y a su aeronave, la cual no presentaba daños de gravedad que le impidiesen volver remontar vuelo, aunque no en ese mismo instante, pues los tripulantes se dirigieron a la vecina localidad de Luanco donde Sampil tenía familiares veraneando. La noticia no pasó desapercibida y era recogida al día siguiente en distintas cabeceras de la prensa regional. 

Avión de Félix Sampil en la playa de Salinas, 29 de agosto de 1928. 

Félix Sampil, uno de los pioneros de la aviación militar en nuestro país.

Unos años más tarde, el 25 de julio de 1931, se repetía nuevamente un acontecimiento similar, aunque, por fortuna, menos accidentado. El piloto Augusto Puga aterrizaba con su Gipsy Moth en la playa acompañado de Pedro Álvarez Sánchez, concejal del Ayuntamiento de Gijón. Puga y su compañero de vuelo venían de visita a Salinas para encontrarse con personalidades de la corporación municipal avilesina y la colonia veraniega. Tras su aterrizaje eran obsequiados con un lunch por el presidente del Club Náutico, Manuel Álvarez Buylla, mientras la Comisión de Festejos de Avilés se trasladaba hasta Salinas para entrevistarse con el aviador, que prometía volver a la mayor brevedad posible para permanecer durante un par de días en la comarca en los que realizaría vuelos por la zona. 


Augusto Puga a bordo de su Gipsy Moth

Augusto Puga González era un piloto civil, acreditado por el Ministerio de Guerra, que ejerció como profesor titulado en la Escuela de Aviación del Aero Club de España, fundado por el asturiano y prestigioso aeróstata Jesús Fernández Duro. Durante la guerra civil participará como piloto en uno de los bandos contendientes, llegando a lograr el grado de oficial del ejército. Hasta el inicio de la guerra se dedicará a su actividad docente, ofrecerá espectáculos aéreos por distintas localidades que reclamaban sus servicios en las fiestas y transportará a aquellos viajeros que podían pagarse un paseo por el aire. Salinas será una plaza que el aviador visitará en repetidas ocasiones. En una de sus estancias tendrá como compañero de vuelo al mismísimo presidente del Club Náutico, además de otros conocidos personajes de aquella Belle Epoque de Salinas anterior a la guerra civil.

Augusto Puga González, piloto que aterrizará en repetidas ocasiones en la playa de Salinas en los años 30.

Fotografía aérea de la terraza del Club Náutico de Salinas captada desde un avión en 1931

El domingo 13 de diciembre de 1942, La Nueva España se hacía eco, bajo el titular ATERRIZA en Salinas un avión inglés, de una noticia que había sucedido dos días antes y que no había dejado indiferente a nadie en la provincia. Un bombardero bimotor Amstrong W. Whitley tripulado por seis hombres, aunque probablemente no todos neozelandeses como se ha dicho en alguna ocasión, era perseguido por aviones alemanes y tenía uno de sus motores tocados. En una maniobra arriesgada, que deja entrever la pericia de F.L. Perrers, piloto de la Royal New Zeeland Air Force, realizaba un aterrizaje de emergencia en la playa, ante la atenta mirada de unas decenas de curiosos que observaban perplejos el espectáculo del gigante inglés. Tras las oportunas diligencias de la autoridad competente, la tripulación será conducida a Avilés e instalada en el Hotel La Serrana a la espera de su traslado al campo de Alhama (Aragón), aunque se sabe que algunos de sus tripulantes volvieron a entrar en combate tiempo después y tres de ellos morirán en otro accidente el 23 de noviembre de 1943. Al día siguiente del suceso, el avión, por causas aún desconocidas, será pasto de las llamas a excepción de un ala y su motor. 

Bombardero Armstrong Whitley similar al que aterrizó de emergencia en la playa de Salinas en diciembre de 1942 

No son muchos los testimonios y fuentes que disponemos de esta improvisada pista de aterrizaje, pero los que conservamos nos permiten concluir que mucho antes que los aviones tomaran tierra en el aeropuerto castrillonense de Santiago del Monte e incluso antes de que existiera el primer aeropuerto de Asturias en La Morgal, Salinas ya contó con varias experiencias en el campo de la aeronáutica. ¡Ahí queda eso!